La Catedral de Guadalajara es uno de los símbolos representativos de la ciudad, por la forma característica de sus campanarios "como alcatraces al revés". Su construcción la inició el obispo fray Pedro de Ayala en 1551, bajo la dirección del Alarife Martín Casillas, y se concluyó en 1618. En su arquitectura domina una mezcla de estilos eclécticos en donde sobresale el orden dórico y gótico, la portada central es de cantera con tres portadas de estilo renacentista con un arco de medio punto. Las torres están apoyadas en contrafuertes poligonales y poseen arcos de medio punto de cantera y tezontle. El templo tiene la llamada planta Basilical, es decir, de tres naves con bóvedas de estilo gótico. Destacan entre sus tesoros la escultura de la Virgen de la Rosa, regalo del emperador Carlos V, un órgano bicentenario que da un especial realce a los conciertos que se han efectuado en este recinto, un cristo de marfil, otras esculturas diversas y óleos de artistas mexicanos, como Cabrera y Páez.
